6 mar 2010

La cachonda de mi prima

Mi prima era bajita y algo rechoncha, pero muy guapa. Siempre habíamos tenido una química especial, desde crios, nos dábamos besitos a escondidas y nos explorábamos inocentemente sin que nadie lo supiese, jugando a nuestra particular versión de los médicos que, no recuerdo por qué, llamábamos "almohada de pollo".

Veraneábamos juntos, en casa de unos tios en Galicia. Tras unos años de ausencia, mi familia y yo empezamos a ir de nuevo a aquella casa. Menudos años mozos! la adolescencia, la curiosidad... Después de una larga temporada sin vernos, yo descubría a una Noemi (que es como se llama mi prima) nueva, con la preciosa cara de siempre, pero con un par de tetas que hacían que me empalmara nada más verla... Yo no lo sabía en aquél primer momento, pero resulta que ella tenía una reacción similar ante mi presencia. Se ponía tan cachonda que sus braguitas quedaban empapadas, algo que me confesaría muchos años más tarde.

Noemi estaba "liada" con un tal Javi. Un chaval rarete y poco agraciado al que nunca entendí que veía mi prima. Nunca me dio una explicación... y tampoco se la pedí nunca. Lo que sí recuerdo con claridad cristalina es que él era consciente de que en algún momento mi prima le mandaría a tomar por culo porque era mucha chavala para tan poco fundamento de tio. Lo que él no se imaginaba era que, mientras ella decidía dejarle e irse con un canario, la parte más interesante me la llevaba yo.

15 años teníamos y yo no había visto ni tocado nada en directo en mi vida. Lo máximo que había hecho era darme algún fugaz besito en la boca con Laura, una rubia que conmigo era muy recatada y luego resultó ser una gata en celo. Noemi y yo conectábamos mucho. Nuestra forma de ser y pensar era parecida. Disfrutábamos de la compañía del otro sin más, manteniendo esa extraña tensión sexual que tienen muchos primos...

No tardamos mucho en dar un paso más en nuestra peculiar relación de confianza. Uno de los familiares que teníamos en común, que era marino, había vivido en aquella casa durante mucho tiempo. Y el tio era un poco guarrete, guardaba una extensa colección de revistas Clima (lo más cerdo que he visto hasta la era de internet) mal escondida en un armario de la habitación donde dormía Noemi. Hacía tiempo que ella había descubierto el tesoro y tenía muchas ganas de compartirlo.

Mi prima empezó a hacer visitas a mi cuarto. Hablábamos un rato de esto y aquello, nos hacíamos compañía... y ella, con toda la confianza, empezó enseguida a traer las revistas porno con las que secretamente disfrutaba a solas. Menuda guarrada eran. Corridas en la cara, multipenetraciones... hasta una extensa sección de aportes de los lectores y lectoras, que se sacaban fotos guarras para mostrarlas al personal. Mi prima se reía con todo aquello, y a la vez disfrutaba pasándome la revista para que le echara un vistazo. Ella siempre tenía sólo una mano sobre las sábanas, igual que yo. Se ponía cachonda mirando aquellas fotos, leyendo los textos, enseñándome "qué guarrada"s hacían los protagonistas de la clima...

Como era de esperar, mi prima no tardó en quedarse a dormir en mi cuarto. Yo dormía en una enorme cama de matrimonio, así que no había problema de sitio, aunque había que tener cuidado de que no nos pillaran, por si pensaban "algo raro". A la segunda o tercera noche ya habíamos dado un paso más.

Nunca antes había tocado un par de tetas... y vaya par de tetas... todavía recuerdo su tacto. Todo empezó cuando, entre sueños, me desperté con mi mano encima de sus tetas. Ella se había quitado el sujetador (con el que solía dormir debido al tamaño de sus atributos) y había tomado mi mano para ponerla encima suyo. Con el movimiento me había despertado y mi polla... mi polla estaba tan dura que no podía quedarse quieta dentro del pantalón.

Aquello fue la tónica de los siguientes 15 días. Noemi venía a mi cama, veíamos unas cuantas revistas cerdas, nos poníamos cachondos, apagábamos la luz, nos hacíamos los dormidos y nos metíamos mano. Nunca hablamos de ello, nunca dijimos ni mú, sólo nos explorábamos, como de crios... sólo que con más intención y menos inocencia. Es curioso porque durante unos días estuvimos enfadados, pero ella a la noche seguía vieniendo a mi cama para que nos tocáramos...

Al año siguiente la cosa fue más allá. Seguíamos sin hablar del tema, pero las noches juntos eran una religión y ella, a sus 16 para 17, se empezó a atrever a hacerme pajas. Era muy curioso porque nunca comentábamos nada, nunca hablábamos ni durante ni después de las cosas que hacíamos por la noche, pero pronto empecé a comerle el coño y ella me la meneaba hasta que me corría encima suyo. No repetiría algo así hasta unos cuantos años más adelante...

La última vez que estuve con mi prima, ella tenía 18 años y yo 17. Sólo pasé 3 días en la casa de Galicia, pero fue suficiente para quedarme satisfecho por una buena temporada. Mi prima sacó el tema entre risas. Nada de hablar en serio, simplemente me dijo que se había acordado mucho de mí, que éramos un poco cochinos. Esa misma noche me comió la polla sin mediar palabra. La primera mamada que me hacían en toda mi vida y la primera vez que le metí el dedo por el culo a una chica.

Nunca más estuve con mi prima, aunque durante un tiempo nos mantuvimos en contacto mediante cartas y ella me mandaba fotos posando, aunque completamente vestida... Uno no puede evitar imaginarse cómo hubiera sido lo mismo hoy día, con cámaras digitales... ahora mismo tendría un video de mi prima chupánose las tetas y metiéndose unos cuantos dedos por el coño, dedicándome un orgasmo.

Qué cosas...



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